En la presencia de Dios
Padre Celestial, Dios de amor y misericordia, me postro ante Ti en humildad y reverencia. En este momento de oración, te pido que inundes mi alma con tu paz divina y me concedas la serenidad que tanto anhelo. Señor, escucha mi súplica y permite que tu Espíritu Santo repose en mí, guiando mis pensamientos y emociones hacia la calma y la tranquilidad.
Fortaleza en la fe
En medio de las tormentas de la vida, Señor Jesús, confío en tu promesa de estar conmigo todos los días hasta el fin del mundo. Concede a mi corazón la fortaleza necesaria para superar los desafíos y las pruebas que se presentan en mi camino. Que mi fe en ti sea inquebrantable, y que pueda encontrar consuelo en tu presencia constante.
Perdón y paz interior
Dios de perdón y misericordia, reconozco mis faltas y pecados delante de ti. Te pido, Señor, que laves mi alma con tu gracia sanadora y me concedas la paz interior que solo tú puedes dar. Ayúdame a perdonar a aquellos que me han herido y a liberar mi corazón de resentimientos y amarguras.
Confianza en el plan divino
En tu infinita sabiduría, Señor Dios, conoces los planes que tienes para mí, planes de bienestar y no de mal, planes para darme esperanza y un futuro. Ayúdame a confiar en tu voluntad perfecta y a aceptar con serenidad todas las circunstancias que se presenten en mi vida. Que tu paz que sobrepasa todo entendimiento llene mi corazón y me guíe por el camino de la rectitud.
Entrega total a la voluntad divina
Dios Todopoderoso, en tu infinita bondad, te entrego mi vida y mi ser por completo. Que tu voluntad se cumpla en mí, Señor, y que mi alma encuentre descanso en tu amor eterno. Ayúdame a renunciar a mi propia voluntad y a seguir tus mandatos con fidelidad y humildad. Que mi corazón sea un reflejo de tu paz y serenidad, manifestando tu presencia en todo lo que digo y hago.
Bendición final
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, te doy gracias, Dios de toda consolación, por escuchar mi oración y por infundir en mi alma la serenidad que tanto necesito. Que tu paz, que sobrepasa todo entendimiento, guarde mi corazón y mi mente en Cristo Jesús. Amén.