En la presencia de Dios Todopoderoso
Oh Dios misericordioso, te invocamos en este momento de necesidad, postrados ante tu divina presencia en busca de sanación y salud. Tú eres la fuente de toda vida y poder, el que sana nuestras enfermedades y restaura nuestro ser. Con humildad y fe, te pedimos que extiendas tu mano sanadora sobre nosotros, librándonos de toda enfermedad y aflicción.
En tu Palabra, Señor, nos has prometido que escucharás nuestras súplicas y sanarás nuestras heridas. Confiados en tu amor infinito, te pedimos que derrames tu gracia sobre nosotros, restaurando nuestro cuerpo y alma para que podamos servirte con alegría y plenitud.
Confianza en la providencia divina
Dios de misericordia, en tu infinita sabiduría y bondad conoces nuestras necesidades antes de que las pidamos. Confiados en tu providencia divina, depositamos toda nuestra confianza en ti, sabiendo que en tu tiempo y voluntad perfecta se realizará nuestra sanación. Que nuestra fe sea firme como la roca, y nuestra esperanza inquebrantable en tu poder sanador.
En las Sagradas Escrituras, nos has enseñado que todo es posible para aquellos que creen en ti. Fortalece nuestra fe, Señor, y haz que nuestra confianza en tu amor y misericordia nos guíe en este camino hacia la sanación. Que nuestra fe sea un faro de luz en medio de la oscuridad, iluminando nuestro camino hacia la salud y la plenitud.
Intercesión de los santos y ángeles
Santos y ángeles del cielo, mensajeros de la gracia divina, interceded por nosotros ante el trono de Dios Todopoderoso. Os invocamos con humildad y devoción, rogando vuestra ayuda en este tiempo de necesidad. Que vuestras oraciones nos acompañen en nuestro camino hacia la sanación, y que vuestro amor y protección nos envuelvan en todo momento.
San Rafael, ángel de la salud, ruega por nosotros
San Miguel, defensor celestial, protégenos en la batalla contra la enfermedad. Santa Rita, abogada de los casos imposibles, intercede por nuestra salud. Que la intercesión de los santos y ángeles sea para nosotros un bálsamo de esperanza y consuelo, guiándonos hacia la plenitud de la salud y el bienestar.
Conclusion
Dios misericordioso, escucha nuestra oración y atiende nuestras súplicas. En tu infinita bondad, derrama sobre nosotros tu gracia sanadora, restaurando nuestro cuerpo, mente y espíritu. Que tu amor inagotable nos envuelva, y que tu luz divina nos guíe en todo momento.
Te lo pedimos, Padre celestial, en el nombre de tu Hijo amado, Jesucristo, quien por su pasión y muerte nos ha redimido y nos ha dado la esperanza de la vida eterna. Que tu voluntad se cumpla en nosotros, y que nuestra sanación sea para tu gloria y honra por los siglos de los siglos. Amén.
