Dios misericordioso, escucha nuestra súplica
Amado Señor, en medio de las dificultades que enfrentamos, acudimos a ti con humildad y fe. Tú eres nuestro refugio y fortaleza, nuestra roca en tiempos de aflicción. En tu Palabra encontramos consuelo y esperanza, sabiendo que nunca nos abandonas. Oh Señor, apiádate de nosotros y extiende tu mano poderosa para socorrernos en nuestra debilidad. En momentos de angustia, confiamos en tu amor inagotable y en tu fidelidad eterna. Ayúdanos a mantener la fe firme y la esperanza viva, sabiendo que en ti encontramos fortaleza y consuelo.
Fortalécenos en la adversidad
Enfrentamos pruebas y tribulaciones, pero confiamos en tu promesa de estar con nosotros siempre. Fortalécenos, oh Señor, para perseverar en la fe a pesar de los desafíos que se presentan ante nosotros. Que tu Espíritu Santo nos guíe y fortalezca en medio de la tormenta, recordándonos que en ti encontramos paz y seguridad. Que nuestra confianza en tu poder y amor sea inquebrantable, sabiendo que nada puede separarnos de tu amor incondicional.
Ilumina nuestro camino, oh Señor
En medio de la oscuridad, tú eres la luz que guía nuestros pasos. Tu palabra es lámpara para nuestros pies y luz en nuestro caminar. Ilumina nuestro camino, oh Dios, para que podamos ver tu voluntad y seguir tus mandamientos con fidelidad. Que tu sabiduría nos guíe en la toma de decisiones y en la búsqueda de soluciones a nuestros problemas. Que en todo momento reconozcamos tu soberanía y confiemos en tu plan perfecto para nuestras vidas.
Concédenos tu paz, Señor
En medio de la turbulencia, anhelamos tu paz que sobrepasa todo entendimiento. Concédenos tu paz, oh Señor, que calma nuestras ansiedades y fortalece nuestro espíritu. Que en ti encontremos descanso y consuelo, sabiendo que en tu presencia hallamos refugio seguro. Que tu paz inunde nuestros corazones y nos permita enfrentar las dificultades con serenidad y confianza en tu poder sanador.
Encomendamos nuestras vidas a tu cuidado, oh Dios
En tus manos, oh Señor, depositamos nuestras cargas y preocupaciones. Tú conoces nuestras necesidades antes de que las expresemos, y en tu amor paternal provees para todos nuestros anhelos. Guarda nuestras vidas, oh Dios, y protégenos de todo mal y peligro. Que tu presencia constante sea nuestro consuelo y fortaleza en medio de las pruebas. Que en todo momento recordemos que somos amados por ti y que nada puede separarnos de tu inmenso amor.
